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En ocasiones, el colchón de la cama no ofrece todo el confort y el descanso que desean y necesitan los que descansan habitualmente en él. Pero tampoco se puede decir que se trata de un colchón incómodo. Por lo tanto, no es necesario cambiarlo, sino complementario. Para ello, basta con hacerse con un topper de cama o sobrecolchón. Este elemento, que se coloca sobre él, permite mejorar su nivel de confortabilidad. Pero no es una mera funda de colchón. Esta última funciona a modo de sábana bajera y se utiliza para protegerlo de las manchas. También de la suciedad. Pero nada más. Como veremos a continuación, un topper puede ofrecerte muchísimo más.
¿Qué es un topper de cama?
Como hemos comentado, un topper de cama es una especie de colchoncillo que se coloca sobre el colchón. Tiene más o menos entre 5 y 10 centímetros de grueso, y se sujeta al colchón de varias maneras. La primera consiste en unas gomas de sujección en sus esquinas, con las que se asegura al colchón. La segunda y tercera son bastante similares a las que utilizan las fundas de colchón. Así, el topper puede sujetarse al colchón como si fuese una sábana bajera. O bien estar integrado en una funda con cremallera en la que se inserta el colchón. En cualquiera de estos casos, cuando el topper queda sobre el colchón le aporta numerosas ventajas. La primera, que hemos mejorado, es mejorar el grado de descanso y confortabilidad de quienes duermen sobre él. Esto es especialmente notable en el caso de las camas plegables o los sofá cama. En estos casos, el colchón suele estar dividido en varias partes, con bordes entre las piezas que suelen molestar si te tumbas encima. Un topper disimula estos bordes y hace que el descanso sea más placentero. Pero un topper de cama también puede utilizarse sobre un colchón convencional. Se utiliza para reducir su nivel de desgaste. También para mantenerlo a salvo de manchas y suciedad. Y de las bacterias y los ácaros. Al igual que sucede con los colchones, hay distintos tipos de topper. Prácticamente uno para cada necesidad. Por lo tanto, tendrás que tener en cuenta las necesidades de descanso de quien vaya a descansar en la cama que se colocará antes de comprarlo. Y también su composición y las dimensiones de la cama.
¿Cómo elegir un topper?
Como es lógico, para elegir un topper lo primero que has de tener en cuenta son las dimensiones de la cama. También el sistema de enganche al colchón que más te convenza. También es aconsejable revisar los materiales con los que está fabricado. Generalmente, la mayoría de los toppers están fabricados en fibra o material viscoelástico. En ambos casos, retirarlos de la cama y colocarlos suele ser sencillo. Los de fibra suelen ser menos firmes, y son perfectos para camas que no requieran mucho refuerzo. También para las que sean bastante duras y precisen un poco de suavidad en su parte superior. Pueden doblarse sin mayores problemas, por lo que una vez retirados del colchón pueden doblarse y guardarse con facilidad. Los viscoelásticos, que son en la actualidad los más populares, proporcionan un mayor nivel de confort. Y están recomendados para las camas de matrimonio, puesto que proporcionan independencia de lechos. Como consecuencia, cuando se mueva una de las personas que ocupan la cama, sus movimientos no afectan a la otra. Eso sí, no se pueden doblar ni guardar. Por eso, están pensados para camas en las que se vayan a utilizar de manera permanente.
¿Qué topper comprar?
Si necesitas un topper para una cama que se va a utilizar cada poco tiempo, como las de los sofás cama, bastará con utilizar un topper ligero. Pero si es para una cama de uso diario, es más aconsejable hacerse con uno viscoelástico. En ambos casos, hay que tener en cuenta el material que lo recubre. Debe ser suave y de tacto agradable. Y han de estar fabricados con tejidos transpirables. Así se evita tanto la humedad como el calor excesivo. Y no debe tener arrugas, que dificultan el descanso y producen incomodidad. En caso de optar por un topper de cama viscoelástico, hay que tener en cuenta no sólo el grosor del topper. También la calidad del material viscoelástico con el que está fabricado. Si es de alta calidad, no es necesario que sea excesivamente grueso. Será bastante firme y al acostarte sobre él te hundirás poco. Pero tampoco te empujará hacia arriba, sino que más bien se adaptará a tu cuerpo. También hay que tener en cuenta los tratamientos a los que se ha sometido el topper. Es fundamental elegir uno que cuenta con diversos tratamientos antiácaros. Pero también antialérgicos, para evitar sensaciones de picazón o reacciones alérgicas.