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Cuando escuchamos la palabra dormir, automáticamente viene a nuestra mente la idea de estar en nuestra cama, pero de noche. Sin embargo, hay personas que por el trabajo u otras circunstancias tienen que dormir de día. ¿Es perjudicial para la salud?
Por qué dormimos de noche
Según la OMS –Organización Mundial de la Salud– y el Instituto del Sueño, es esencial para nuestro organismo y nuestra salud respetar los ritmos circadianos. La OMS va más allá afirmando que dormir de día puede incluso generar cáncer. ¿Qué son los ritmos circadianos? Son los procesos de tiempo que controla nuestro reloj biológico el cual se encuentra en el hipotálamo. Las señales que se generan en esta zona del cerebro viajan hacia otras partes del cerebro, como las que captan la luz.
Esta es la razón por la que dormimos de noche. Aunque, luego existe la creencia de que el cuerpo se acostumbra a todo, lo cual es cierto, pero el descanso diurno nunca será tan reparador como el nocturno porque nuestro cuerpo difícilmente entrará en fase REM–la fase de sueño más profunda y reparadora– de día por varias razones:
- El ambiente acústico. La noche suele ser silenciosa, mientras que si nos vemos obligados a descansar a plena luz, los coches, personas trabajando, madres que llevan a sus hijos al colegios y otros sonidos, estarán presentes en la calle y no nos permitirán tener un descanso profundo.
- Ausencia de melatonina. Durante el día nuestro cuerpo no produce melatonina, la hormona que nos incita y favorece al descanso. Es por eso, que cuando estamos cansados, tendemos a cerrar ventanas y persianas para lograr oscuridad. Ante la ausencia de luz nuestro cuerpo descansará más plácidamente.
¿Qué perjuicios tiene dormir de día?
Especialistas concuerdan en que las personas que trabajan de noche y duermen de día envejecen cinco años extra cada quince. También se ha comprobado que las destrezas físicas y mentales disminuyen, se sube la presión arterial y se sufre todo tipo de trastornos. No poder entrar en fase REM hará que la falta de sueño se vaya acumulando y esto a su vez provocará problemas como los siguientes:
- Cansancio emocional. La falta de descanso no solo nos cansa físicamente sino también mental y emocionalmente. Esto puede llevarnos al aislamiento, escasez de energía, estrés emocional o incluso depresión.
- Trastornos de sueño. Dormir de día y trabajar de noche, es como vivir al revés del mundo y en contra de nuestros ritmos circadianos. El cuerpo se mantendrá activo mientras genera melatonina y querrá descansar cuando no lo hace. Es una alteración del sueño que a la larga puede darnos problemas para dormir y provocarnos insomnio u otros trastornos. Cada vez será más difícil conciliar el sueño.
- Desórdenes alimentarios. La alimentación es otro de los aspectos que sufre cuando vivimos de noche. Además de no respetar los horarios de nuestro reloj biológico, las personas que trabajan de noche tienden a alimentarse mal. Normalmente lo hacen con productos precocinados, o que no tienen los nutrientes necesarios para un correcto funcionamiento de nuestro organismo.
- Enfermedades. Diabetes o enfermedades cardíacas están a la orden del día en las personas que viven de noche y tienen que dormir de día. Esto sucede porque con el fin de mantenerse despiertas consumen un exceso de bebidas con cafeína y azúcar que puede producir taquicardias o diabetes. A la larga podrían ser causantes de infartos u otras afecciones cardiovasculares.
¿Y si no tengo más remedio que dormir de día?
Si tienes un trabajo de noche, es posible que pienses que aunque todas estas consecuencias te asustan no hay nada que puedas hacer. ¡No vas a dejar tu trabajo! Es cierto y te entendemos, por eso vamos a darte unos consejos para que tu sueño de día sea lo más reparador posible.
- Crea oscuridad en la habitación.
- Duerme en una cama que esté alejada de la calle.
- Escoge un colchón confortable, transpirable y de materiales que no te den excesivo calor.
- Opta por almohadas con las que te sientas cómodo.
- Busca ropa de cama fabricada con materiales de alta cualidad y que te ayude con la termorregulación.
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